Mi deseo para 2025: abolir la burocracia.
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Por Martin Padulla para staffingamericalatina La no normalidad será nuestra nueva normalidad en el corto y ...
Por Martin Padulla para staffingamericalatina
La no normalidad será nuestra nueva normalidad en el corto y mediano plazo.
Nuestra capacidad de adaptación se sigue poniendo a prueba todos los días a nivel individual y colectivo. Y las proyecciones indican que este estado de cosas nos acompañara durante el año próximo aun logrando dar con la vacuna que nos libere de COVID. La implementación y la logística serán complejas.
Si nos centramos en el nivel colectivo, la organización sólida, rígida, ya sea piramidal o matricial no parece tener respuestas adecuadas para la realidad que nos toca vivir. La organización liquida, flexible, resiliente y ágil, podrá desenvolverse mejor en entornos cambiantes. Esto requiere liderazgos y habilidades distintas. Esto aplica tanto para las empresas como para los Estados.
Cuanto más profunda y estructural es una crisis, más cambios sociales genera. El futuro del trabajo se adelantó. Y la aceleración requiere velocidad de respuesta. Si no resolvemos ahora el ahora, no será posible construir ese futuro
Necesitamos formar para un futuro del trabajo que ya está entre nosotros. Producir aprendices en serie y en serio. La educación es esencial. Los formadores son trabajadores esenciales. Los formadores deben ser aprendices permanentes esenciales. La región parece haber perdido la brújula en este punto.
Un informe de UNICEF señala que el 97% de los estudiantes latinoamericanos todavía no ha regresado a las aulas. El cierre de las escuelas afecta a 137 millones de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe. Según este estudio, la perdida media de días de escolarización de los menores de la región es cuatro veces superior a la de los estudiantes del resto del Mundo. COVID-19 ha ampliado la brecha educativa entre las familias ricas y las familias pobres de la región.
Se van a requerir esfuerzos conjuntos y nuevas perspectivas para resolver las consecuencias de este desastre natural deslocalizado que ha impactado en todo el Mundo pero que en la región nos está mostrando un aspecto dramático. No hace falta detenerse a analizar las oportunidades que se pueden perder ligadas a la economía del conocimiento.
La semana pasada, en un ciclo denominado Coffee&Tea Chat organizado por staffingamericalatina, conversé con Bettina Schaller, Presidente de World Employment Confederation quien me dijo “vincular fondos o estímulos a la transformación digital y a la sostenibilidad como se está haciendo en algunos países de Europa es mirar al futuro”. Mirar al futuro.
En un contexto en el que los gobiernos determinan excepciones al aislamiento y permisos de circulación, la innovación social también es una actividad esencial. Los gobiernos deben mirar hacia adelante, procurar construir un futuro viable.
En América Latina, en varios países, los gobiernos miran hacia atrás. En México, ante el inaceptable y condenable fenómeno de empresas de outsourcing fraudulentas, que operan al margen de la ley, la respuesta del gobierno fue mirar por el espejo retrovisor. La falta de control y la no aplicación del peso de la ley para quienes no siguen las normas, podría afectar a quienes dinamizan el mercado laboral a través del aumento de la empleabilidad y la creación de trabajo formal.
Van a pagar justos por pecadores dijo el primer mandatario mexicano al describir la situación. Una afirmación al menos poco sofisticada y no muy innovadora.
Millones de puestos de trabajo formales hoy están en riesgo en México cuando mirar para adelante significa encontrar el camino de la recuperación.
Ese camino requiere diversas formas de trabajo formales, diversas formas de adquisición de habilidades para la nueva normalidad laboral, marcos regulatorios más dinámicos, modernos, flexibles que permitan otorgar derechos y formalidad a un trabajo que se organiza de una manera distinta a partir del cambio tecnológico y el cambio demográfico.
La forma en que se organiza el talento en un país es la clave para ser competitivos. Existen los instrumentos para que los mercados laborales funcionen. Sabemos por ejemplo que uno de ellos es la ratificación del Convenio 181 de OIT sobre servicios privados de empleo. Sabemos también cuáles son los mecanismos adecuados para adquirir la habilidad de aprender de la experiencia, resolver problemas y usar el conocimiento para adaptarse a situaciones nuevas cada vez con mayor frecuencia.
Actuar con la lógica del pasado seria condenar futuras generaciones. La innovación social el antídoto para ese mal terminal.
Necesitamos acuerdos urgentes para abordar este futuro que se precipitó: diversos modos de formación de habilidades para el trabajo, diversas formas de trabajo decente, derechos portables, flexibilidad con seguridad social 4.0, mecanismos para garantizar aprendizajes permanentes para ciclos vitales activos más largos e igualdad de oportunidades sobre todo para los más vulnerables.
La posibilidad de crear sociedades inclusivas y sostenibles requiere una mirada innovadora hacia adelante. Necesitamos un camino hacia la recuperación. Y comenzar a transitarlo ya.