La cultura ya no se come a la estrategia en el desayuno.

02, diciembre

Todos recordamos esa famosa cita de Peter Drucker (que algunos dicen que jamás dijo). Sin embargo, en un entorno de ...

Todos recordamos esa famosa cita de Peter Drucker (que algunos dicen que jamás dijo). Sin embargo, en un entorno de cambios, es la burocracia la que se come a la cultura innovadora durante las cuatro comidas del día, todos los días. Es necesario hackear al sistema.

 

Por Martín Padulla para staffingamericalatina

 

Una cultura innovadora es aquella que incentiva a tomar riesgos, a experimentar y desafiar las normas establecidas para proponer soluciones nuevas. Es la que transforma organizaciones enfocándolas en la persona en tanto miembro de un equipo comprometido con un propósito mayor. La alineación de los propósitos personales de cada miembro del equipo con ese propósito mayor es una de las principales tareas del líder transformador. Muchos de ellos, logran que ese propósito mayor sea un propósito transformador masivo, una super visión motivadora y desafiante.

Para esos lideres su principal misión es la cultura. Satya Nadella, el transformador CEO de Microsoft plantea que la C de CEO debería ser por Cultura. Los mejores CEOs hoy, son aquellos que se autoperciben como arquitectos de una cultura con growth mindset, centrada en la persona, con el aprendizaje continuo en su núcleo.

Es que ese proceso de definir, adaptar o transformar los valores, las creencias y los comportamientos que conforman el entorno del trabajo diario, impacta de manera directa en los resultados de una empresa. El líder que está enfocado en el desarrollo humano integral como medio para obtener resultados es como el agricultor que cuida de cada detalle del día a día, a través de múltiples tareas, para tener una buena cosecha. Sabe que está gestionando un proceso, progresivo, que finalmente se manifiesta en lo que la gente hace cuando el líder no está presente.  Es que generar espacios de seguridad psicológica, promover confianza y autonomía, crear redes, dinámicas para conexión emocional y social para co crear, colaborar e innovar, impacta y mucho.

¿Cual es el elemento clave de una cultura innovadora?

Ese componente ineludible es la diversidad que, como concepto amplio, hay que saber administrar. Existen dos aspectos de ella, que son vitales para este abordaje: la diversidad de perspectivas y la diversidad de formas de trabajo. Ambas tienen en cuenta a las personas, ambas ayudan a internalizar el error como una oportunidad, ambas contribuyen a la creatividad y a la innovación, ambas generan soluciones nuevas para problemas distintos, ambas permiten experimentar y escalar más y mejor, ambas se retroalimentan y se potencian. La tecnología, las plataformas, las workforce solutions son aliados estratégicos en este camino.

Una cultura con growth mindset y aprendizaje continuo exige una consideración individualizada dentro de esa diversidad. Requiere ese liderazgo transformacional que entusiasma, genera sentido de propósito compartido, valora el pensamiento crítico, fomenta la generación de ideas nuevas, otorga autonomía y brinda confianza.

Atender las necesidades individuales de desarrollo humano en tanto miembros de un equipo tendiente al alto rendimiento es muy demandante, exige una permanente conexión emocional, implica vencer la resistencia transaccional acostumbrada al puro intercambio de beneficios por desempeño. Se trata de resiliencia, compromiso total y un gran desafío personal para busca crear redarquías más que sostener jerarquías, romper con el status quo en lugar de ser su garante. Habilidades distintas, un trabajo introspectivo profundo, un diálogo serio con el ego.

El rol de la diversidad y la agilidad

La multiplicidad de perspectivas y conocimientos y las diversas formas de trabajo aportan flexibilidad y fluidez, estructuras adaptativas que permiten responder rápidamente a los cambios.

La desburocratización y la reducción de procesos rígidos, otorgan agilidad ante los cambios de entorno, nos acercan a un concepto que a mi criterio es trascendente como es el de humanocracia. La humanocracia es un enfoque organizacional que pone a las personas en el centro, eliminando las barreras de la burocracia tradicional. Se trata de aprovechar el potencial del talento, generar verdadero impacto a través de él.

Así como la escuela fue durante mucho tiempo la respuesta perfecta a la industrialización y la tecnología que mejor nos explicaba el Mundo; la burocracia también fue clave para estandarizar y obtener eficiencia en donde antes había caos y despotismo. Hamel y Zanini en su libro Humanocracia plantean que “…la burocracia se ha ganado un puesto de honor en el panteón de los inventos de la humanidad”.

Ambas son tecnologías con sus posibilidades y sus límites. Como todas las tecnologías son productos de su época. En un mundo turbulento y polarizado, existe total consenso acerca de que las cosas han cambiado muchísimo desde el siglo XIX a hoy y siguen cambiando a gran velocidad.

Si bien durante mucho tiempo la cultura se comió a la estrategia en el desayuno, hoy es la burocracia la que se come a la cultura innovadora durante las cuatro comidas del día, todos los días. La cultura sigue traduciendo la estrategia en acciones y comportamientos diarios que explican los resultados de una empresa pero para lograr innovación, para que sean exponenciales, para tener verdadero impacto, es necesario liberarse de la burocracia que impide el desarrollo del talento.

El camino a seguir

Es posible hacerlo. La burocracia nos hizo creer que los cambios se producen en la cima de la pirámide. Hoy sabemos que eso no es cierto y que los burócratas nunca erradicaran la burocracia.

Para cambiar una organización, primero es necesario producir cambios en nuestra forma de gestionar. Hacer un detox de burocracia, reflexionar acerca de nuestra forma de gestionar y liderar, hacernos preguntas claves y recordar que las transformaciones nunca se realizan en soledad. Hay que buscar socios para emprender el desafío. Empezar pequeño, testear y escalar. Es un proceso, fascinante, revolucionario.

Muchos indicadores parecen mostrar que llegó la hora de hackear el sistema, de erradicar lo que impide que el potencial de lo humano explote. Es posible crear mejores trabajos, se puede crear empresas extraordinarias en las que el potencial de lo humano no tenga límites.

No es fácil pero el esfuerzo vale la pena. Porque es imprescindible.

 

 

Foto de kate.sade en Unsplash