Argentina ante una reforma laboral clave para su futuro
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Un artículo de José Carlos Rodríguez publicado en El Imparcial analiza un informe elaborado por la Comisión del ...
Un artículo de José Carlos Rodríguez publicado en El Imparcial analiza un informe elaborado por la Comisión del Reino Unido para el Empleo y la Formación cuyas consideraciones merecen analizarse desde el contexto de América Latina.
El informe: The future of work. Jobs and skills in 2030.hace referencia al Reino Unido pero sus consideraciones son interesantes para analizarse dese América Latina.
La primera consideración para prestar atención dice que “hace veinte años prevalecía de forma generalizada el convencimiento entre los comentaristas que comentaban las características futuras del mercado laboral del Reino Unido sería una reducción radical en el número de horas de trabajo”. Estas predicciones fueron anteriores a internet, a los móviles y las tablets, y también a que el tiempo de trabajo y de ocio se mezclase.
Ciertas tendencias que se están produciendo hoy son improbables que varíen de rumbo antes de 2030. En la próxima década y media, dice el informe, el porcentaje de personas activas de más de 65 años va a aumentar. El papel de la mujer crecerá y la importancia de los inmigración también. El deseo de conciliar la vida personal con la laboral aumentará por un lado, aunque por otro los dos ámbitos tienden a confundirse, dado que ahora se puede trabajar virtualmente a cualquier hora y en cualquier sitio. El poder económico se traslada a Asia y se espera que en 2030 el 60 por ciento del consumo de la clase media se realice desde ese continente. La estructura de las empresas, creen los autores, serán más flexibles.
Puesto que el capital es complementario y flexible, la economía es vulnerable, dado que si falla una pieza (por ejemplo, la energía), fallan el resto de las piezas. Esta idea fue expresada por primera vez, y en un contexto académico, por Ludwig M. Lachmann, en su libro Capital and it’s Structure, de 1956. El informe recoge esa idea, sin citar al autor. Pero Lachmann dice, también, que una economía capitalista, si bien por este lado es vulnerable, por el otro tiene la fortaleza de que es flexible y tiene la capacidad de adaptarse.
Se plantea un escenario central y tres posibles rupturas. El escenario central, con las tendencias actuales, visualiza un camino casi rectilíneo que va de la formación temprana a la elección de una especialidad en un sector determinado por el que se transita la carrera profesional hasta el final. Por el contrario, lo que se espera son cambios de un sector a otro, con carreras más complejas, formaciones que combinen la especialización con la versatilidad y la adaptación al cambio. Habrá más trabajadores con dos o más pagadores.
El informe plantea que también puede haber tendencias disgregadoras. La primera de ellas es que la sociedad podría dividirse entre los que tienen y no tienen los usos tecnológicos que prevalecerán en el futuro. Una nueva versión de la falsa dicotomía de Umberto Eco entre apocalípticos e integrados. El acceso a esos usos parecen cada vez más cercanos por lo que se le asigna bajo porcentaje de posibilidades.
La segunda plantea que esta economía super tecnológica ahorrará trabajo y llevará a una acumulación de trabajadores sin empleo, en una tendencia que ya expresada por Rifkin en El fin del trabajo. La tecnología hace al trabajo más productivo, pero no acaba con la escasez. Y mientras haya escasez, los bienes tendrán valor, lo tendrán los medios puestos al servicio de su producción, y en consecuencia lo tendrá el trabajo.
Y la tercera tendencia disgregadora parte de un supuesto de crecimiento muy tenue, compatible con una economía competitiva, pero que no permite el desarrollo de los trabajadores, especialmente los menos calificados.