El mercado laboral argentino tiene problemas estructurales a resolver. Los más importantes son la rigidez, la alta informalidad y la baja participación de la población activa.
Las narrativas públicas y los debates sobre el trabajo, como en gran parte de la región, están desactualizados, son incompletos y superficiales.
El fenómeno del trabajo en el siglo XXI tiene múltiples aristas que revisten complejidad y que es imprescindible abordar con urgencia.
La tasa de actividad en el país es de 48,5%. Se trata de un indicador que mide la relación entre la población económicamente activa y la población total, expresada en porcentaje. En Brasil, la tasa de participación laboral es del 62%. Si proyectáramos ese porcentaje en Argentina, implicaría más de 6 millones de personas incorporándose al mercado de trabajo.
¿Por qué no quieren trabajar? ¿Cómo es posible que se haya llegado a estas tasas de participación? Son varios factores a tener en cuenta, entre ellos el desaliento y la pérdida de la cultura de trabajo. Muy conectados con ellos, los estímulos equivocados. Durante décadas, un “Estado presente” otorgando planes sociales desconectados del mercado de trabajo e ilimitados en el tiempo, han generado un daño estructural severo.
La buena noticia es que la participación está creciendo a partir de cambios muy concretos producidos durante el año pasado.
La nueva administración del país debe profundizarlos y enfocarse en los estímulos adecuados, la formación de competencias basadas en la demanda y el rápido acceso al mercado de trabajo formal. Lograrlo a través de diversas formas de trabajo será determinante para incrementar la participación laboral y la productividad. Más empleabilidad y más libertad para que todos los ciudadanos puedan desplegar su potencial.
Las agencias privadas de empleo están llamadas a cumplir un rol clave en Argentina. Pueden ser las mejores aliadas estratégicas para una verdadera revolución del trabajo.
Durante este año que comienza, habrá más cambios en marcos regulatorios que todavía no abordan la complejidad del cambio tecnológico y el envejecimiento poblacional. Es muy importante que esos cambios contemplen la formación de habilidades requeridas por el presente y el futuro del trabajo y que conciban el trabajo a través de diversas formas. Una fórmula que otorgue flexibilidad, dinamismo, modernidad y formalidad para que una nueva era pueda consolidarse en el país sudamericano.
Ha comenzado un año de enormes oportunidades en Argentina.
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