Por Mariano Mayer* para staffingamericalatina
Ser emprendedor es ser un agente de cambio. Es generar valor económico, social, ambiental y cultural. Para transformar la realidad, encontrando soluciones distintas a los desafíos de la vida cotidiana. El emprendedor es aquel que ve en las dificultades una oportunidad para crear y crecer, y que en el camino genera un impacto positivo en su propia vida y en la de los demás.
Buenos Aires es una ciudad emprendedora por naturaleza, y este es el momento histórico perfecto -por la disrupción generada por las nuevas tecnologías, la crisis de las carreras tradicionales y la transformación del mundo del trabajo tal como lo conocemos- para explotar al máximo este potencial. En todo el mundo se está reconociendo al emprendedorismo como motor del cambio, y nuestra ciudad fue destacada en el Global Entrepreneurship Cities Challenge 2014. Tenemos todo lo que necesitamos para convertirnos en la capital emprendedora de Latinoamérica.
Poco a poco los países de la región están tomando conciencia de que no pueden basar su desarrollo exclusivamente en los recursos naturales, sino que deben ir virando hacia un desarrollo basado en la innovación, en la economía del conocimiento, inspirándose en su mayoría en los casos (exitosos) de Israel y Corea del Sur. Dicho giro implica -como hicieron en su momento aquellos países- pensar, planificar e invertir a largo plazo, fundamentalmente en capital humano y el desarrollo de ecosistemas emprendedores, lo cual no es sencillo en contextos de presupuestos ajustados y necesidades urgentes e inmediatas -situaciones bastante habituales en países emergentes-.
El principal proyecto que llevamos adelante desde la Ciudad es Academia Buenos Aires Emprende: un curso de capacitación sobre habilidades emprendedoras (habilidades blandas y metodologías ágiles) pensado para quienes quieren crecer profesionalmente, comenzar un emprendimiento o escalar un proyecto ya en marcha. El programa se implementa en conjunto con los mejores expertos, capacitadores, universidades, ONG’s, emprendedores, entrenadores y educadores. Durante 2014 la Academia contó con 10.000 inscriptos, mientras que en la edición de 2015 se capacitó a más de 5.000 personas. Lo que nos llevó a lanzar este programa en formato virtual, para que todos puedan tener acceso desde cualquier lugar y en cualquier momento (y en que ya se sumaron otros 10.000 casos).
En esta línea, también se está trabajando con el Ministerio de Educación porteño en la inclusión de una materia de emprendedorismo en los últimos 3 años de la formación secundaria. Ya que entendemos que las habilidades emprendedoras serán las más requeridas en el mundo laboral del mañana, y es fundamental empezar a entrenarlas lo más temprano posible.
Y paralelamente en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) funcionan cuatro escuelas de capacitación en oficios –cómo indumentaria y textil, alta costura, tapicería y marroquinería- que desde 2007, y dictadas en conjunto con las cámaras de cada sector, proveen herramientas para que las personas puedan desarrollar un oficio y acceder a un mejor trabajo. Hasta la fecha llevan capacitadas a 7.000 personas.
Tanto el caso de Israel como el de Corea del Sur, son de análisis obligado para cualquier hacedor de políticas públicas de desarrollo económico y de capital humano. Pensar que ambos países estaban hace no muchos años en una situación económica mucho peor de lo que está hoy la Argentina, y que en 15/20 años lograron pasar a ser países del primer mundo, poniendo el foco no a los recursos naturales sino al talento de las personas y a la innovación, nos debería dar esperanza en el potencial de la Argentina si le ponemos el foco a los emprendedores.
Algunos casos de emprenderoes porteños
- Ezequiel y Nicolás son diseñadores de imagen y sonido, y juntos idearon La Chispa Films, una productora audiovisual dedicada al arte de contar historias. Están incubados en el Centro Metropolitano de Diseño, y allí retrataron al resto de los emprendedores con los que comparten la décima edición del programa.
- Rocío Mazuelos es alumna del taller de impresión 3D que da la Ciudad de buenos Aires en Nidito, en el barrio del Bajo Flores. Rocío se acercó “por curiosidad” y hoy trabaja en sus artesanías con unos moldes que imprimió en 3D, mientras sigue capacitándose para poder, un día, cumplir su sueño de imprimirle una prótesis de mano a su hijo.
- Con más de 50 años, Sandra Steinberg se acercó a la Academia BA Emprende frustrada porque “a su edad” le resultaba muy difícil conseguir un trabajo. Para el tercer encuentro del primer nivel ya había puesto en marcha un proyecto, y hoy es su propia jefa: se dedica a la repostería, realizando alfajorcitos de Nutella.
- Amalia Bobadilla es madre de 2 hijos y vive en la Villa 21-24 en Barracas, desde hace 15 años. Siempre quiso dedicarse a bordar y coser, oficios que aprendió de su mamá: en 2011 Amalia empezó a asistir a los cursos del CMD para formarse y cambió su vida, dedicándose ahora a hacer lo que mejor sabe y más le gusta: es una experta en el manejo de máquinas de costura y trabaja en una cooperativa.
*Mariano Mayer es Director General de Emprendedores en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires