Regular el futuro desde el pasado: el mayor riesgo para la postpandemia.

05, agosto

Incipientes intentos reguladores parecen querer ordenar una nueva normalidad desde un paradigma obsoleto. El riesgo ...

Incipientes intentos reguladores parecen querer ordenar una nueva normalidad desde un paradigma obsoleto. El riesgo es perder las oportunidades que nos trajo este fenómeno global sin precedentes.

 

Por Martin Padulla para staffingamericalatina

 

En nuestra región algunos países son incapaces de debatir el futuro. Los debates se centran en las urgencias del presente y fundamentalmente en las responsabilidades del pasado. Una parte significativa de quienes representan la voluntad popular añora a líderes carismáticos que tuvieron su apogeo en la primera mitad del siglo pasado. En esta primera mitad del siglo que nos toca vivir, el debate político gira en torno a categorías creadas o a legados que fueron concebidos 100 años atrás.

Asistimos durante las 24horas del día a análisis en torno a la pandemia y es poco lo que se esta planificando de manera estratégica.

COVID 19 nos obliga a pensar el futuro, a pensarnos en el futuro.

Quienes viven de la política están tan confundidos y tan lejos de la sociedad que creen que SON la política. Gran error.

Si la política es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados, en todo caso estamos ante mala praxis. Aquellos que llegan a convertirse en candidatos a cargos electivos o a desarrollar tareas en organismos o empresas públicas, no cuentan con las habilidades necesarias para desarrollar sus roles con eficiencia. Los resultados así lo indican. Y la gestión implica orientación a resultados.

Si a este estado de cosas le sumamos que el costo supera con creces el elevado costo laboral que soporta el sector privado al contratar a un empleado que aporta al PIB y no constituye un gasto, la foto de la inviabilidad luce evidente.

La forma adecuada de salir de este laberinto es con más y mejor política. Quienes pretenden conservar privilegios a costa del sufrimiento de la ciudadanía, acusan de anti política a todo aquel que proponga una disrupción que incluya más republicanismo, más democracia, más libertad, más transparencia, más austeridad, bajar sustancialmente el gasto y promover fuertemente al sector privado que es el que genera desarrollo e inclusión a través de la inversión.

América Latina necesita ya gestionar el presente y planificar el futuro. Las respuestas no están en el pasado.

La aceleración de tendencias que trajo la pandemia puso arriba de la mesa de decisiones la necesidad imperiosa de promover diversas formas de trabajo. Rápidamente y de manera empírica, todos los actores sociales comprendieron que el trabajo ya no es un lugar al que ir sino una tarea que hacer y que la tecnología nos puede ayudar a conciliar vida personal y laboral además de abrirnos oportunidades a escala mundial.

En algunos países de la región, políticos que nunca trabajaron en el sector privado han regulado el teletrabajo como si se tratara de trabajo presencial a distancia. A la histórica oportunidad que tuvieron para reducir rigidez en mercados laborales con serias dificultades para crear empleo, respondieron adecuando formas más flexibles de trabajo a las obsoletas legislaciones vigentes. Estas son mis regulaciones para la realidad, si la realidad cambia, peor para la realidad.

La deslocalización del trabajo y la economía del conocimiento ofrecen una oportunidad sin precedentes que además se ve acelerada por este fenómeno global inédito.

Que esta oportunidad llegue a la mayor cantidad de personas posible, dependerá de la capacidad para comprender que las diversas formas de adquisición de conocimiento durante toda la vida no se deben tratar de incluir en sistemas educativos vetustos. ¿Serán las regulaciones que se vienen de nuestros siempre distraídos y trasnochados legisladores?

Si logramos dejar de mirar permanentemente por el espejo retrovisor y mejoramos la calidad de nuestras democracias alejándonos de los populismos que tanto atrasan, tendremos más oportunidades de atravesar mejor este presente complejo y abrazar el futuro con entusiasmo.

Un futuro que será diverso, más flexible y con más libertad para incluirnos a todos.

No dejemos que nos quiten el optimismo.