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La pandemia muestra en la superficie ideas retrógradas que sólo crean más exclusión, informalidad y desempleo. La ...
La pandemia muestra en la superficie ideas retrógradas que sólo crean más exclusión, informalidad y desempleo. La vacuna para esto ya está disponible.
Por Martin Padulla para staffingamericalatina
Mientras todos esperamos la vacuna que nos saque de la pandemia, algunos países de la región parecen empecinados en obviar que existe la vacuna contra los mercados laborales rígidos que no son capaces de generar trabajo.
Desde algunos sectores de la política y el ámbito sindical se habla de puestos de trabajo amenazados cuando en realidad se trata de puestos de trabajo que tienen certificado de defunción desde hace mucho tiempo y se mantienen artificialmente a través de mecanismos que sólo generan atraso y decadencia.
Esta mirada antigua que concibe al trabajo de una sola forma (el empleo con un contrato de trabajo por tiempo indefinido) ha quedado desnuda durante estos cinco meses en los que el Mundo ha cambiado. Durante este periodo ha sido notorio que esa modalidad de trabajo no es la mayoritaria, que existen diversas formas de trabajo que en muchas ocasiones están relacionadas con la informalidad por esta miopía de los policy makers.
¿Es posible reconciliar diversas formas de trabajo con derechos sociales? ¿Es posible incluir en serio?
Definitivamente es posible con un cambio de mindset, introduciendo nuevas categorias. En tanto y en cuanto se pueda comprender que ya no existe una única solución para un entorno diverso y que la libertad es el valor esencial que tiene cada individuo para elegir como desarrollar su vida laboral, será muy posible. Requiere ampliar la mirada. Innovación social.
Jan Tirole, Premio Nobel de Economía en 2014 ya alertaba acerca de cómo los trabajos estaban cambiando muy rápidamente. El trabajo de un médico o de un profesor será extremadamente diferente en una década, esto requiere preparación y búsqueda de soluciones, decía el economista francés. Tirole planteaba también que existen soluciones buenas y malas. La mala es tratar de proteger los empleos, la buena es proteger a los trabajadores. Su tesis se basaba en el siguiente concepto: como los trabajos van a cambiar en el futuro, es necesario proteger a los trabajadores dándoles seguridad social y entrenamiento, una formación permanente para aprender nuevas habilidades.
La pandemia aceleró y mucho el escenario. Hizo evidente algo que ya lo era sólo en círculos más pequeños como los académicos relacionados con la investigación aplicada.
América Latina necesita crear un esquema diferente de protección social que el que fue concebido dos generaciones atrás por una sencilla razón, el camino en la carrera laboral de los individuos ya es completamente diferente. En un escenario que priorice la formalidad, una carrera laboral hoy debería comenzar con un trabajo temporario o eventual, podría continuar con un contrato por tiempo indefinido, luego podría tener intervalos de empleo y desempleo, entrenamiento para adquirir nuevas competencias e incrementar empleabilidad, trabajos part time, trabajos independientes o freelance, proyectos a través de una plataforma u otras modalidades que se ajusten a las necesidades según la etapa de la vida y las circunstancias que la rodeen.
Es evidente que la portabilidad de esos derechos sociales es clave y que deben centrarse en el trabajador y no en el empleo. Deben acompañarlo en ese camino pixelado que conforma el cambiante mundo del trabajo del siglo XXI.
Ese set de derechos debe incluir el entrenamiento, la formación para el trabajo, la adquisición de competencias basadas en la demanda. Se trata de un camino sinuoso que necesitará que todos podamos aprender a desaprender para reaprender. La mochila debe poder cargarse o hacerse más liviana según las necesidades que se vayan encontrando en el camino
Lo único estable debería ser el acceso a esquemas de protección social por parte de los trabajadores. Para esto será necesario repensar nuestras legislaciones laborales y nuestros sistemas impositivos que deben centrarse en ellos y no en los intereses de la clase política.
Es interesante observar que para la mirada del empleo tradicional aparecen nuevos jugadores que pueden aportar y mucho, a ese esquema. El sector de los servicios privados de empleo en Europa aporta fondos de pensiones suplementarios, fondos bipartitos de entrenamiento para facilitar el long life learning, fondos sociales para garantizar acceso al crédito, etc. Se trata sin dudas del sector más organizado y con más representatividad, conformado por empresas que tienen escala global. ¿Cuánto tardarán las plataformas que también tienen escala global en organizarse? Probablemente no mucho tiempo y esto enriquecerá el diálogo social. Es necesario reconstruir un sistema de protección social más amplio para las diversas formas de trabajo, incluyendo aquellas que no implican una típica relación laboral.
Flexibilidad con seguridad. Facilidades para contratar y derechos esenciales para el trabajador. Lo opuesto a la rigidez que desalienta la creación de trabajo. Se trata sólo de hacer una correcta lectura de la realidad y de implementar soluciones que ya han dado resultados en otras latitudes. Claro, para eso hay que ceder privilegios, romper el status quo, poner al ciudadano en el centro de la escena, tener grandeza y priorizar el bien común.
¿Será mucho? Acaso estemos ante la pregunta más trascedente para el futuro de América Latina.
Acerca de Martín Padulla
Fundador y Managing Director de Staffingamericalatina. Martín Padulla es Sociólogo (USAL), MBA (UCA) y experto en mercados laborales. Publicó Trabajo Flexible en Sudamérica y Entornos normativos para Agencias Privadas de Empleo en América Latina, dos libros acerca de las nuevas realidades del trabajo. Esta trabajando en el proyecto #FOWiberoamerica.
Sigue a Martín Padulla en Twitter: @MartinPadulla