Por Martin Padulla para staffingamericalatina

La economía del conocimiento, la economía basada en conocimiento (EBC) o la industria del conocimiento (en inglés: Knowledge Economy), es el sector de la economía que se basa en el conocimiento como elemento fundamental para generar valor y riqueza.

Si bien constituye un sector en sí mismo, su trascendencia radica en que no hay sector productivo en el que la Economía del Conocimiento no esté transformando la manera de hacer las cosas y generando nuevas oportunidades.

Se trata de un sector que une uso intensivo de la tecnología y capital humano altamente calificado.

En nuestra región nos está mostrando que asistimos a un proceso de cambio muy profundo; que los tradicionales modelos de crecimiento caracterizados por una economía basada en la exportación de materias primas, pueden complementarse y hasta hibridizarse con oportunidades generadas por la economía naranja o creativa relacionada con el conocimiento, la innovación, la investigación y la tecnología con impacto positivo en la sostenibilidad.

En países como Argentina, la Economía del Conocimiento emplea a más de 430.000 personas en forma directa y exporta más de US$6000 millones, constituyéndose en el tercer complejo exportador del país. Las proyecciones indican que el sector va crear 215.000 puestos de trabajo más y alcanzar los USD 15.000M de exportación en el año 2030. Abarca rubros como tecnología, investigación y desarrollo, educación, software, telecomunicaciones, robótica, nanotecnología, biotecnología, servicios profesionales exportables, entre otros tantos.

Se trata de actividades que crecen día a día y que demanda talentos con habilidades digitales y técnicas junto a habilidades blandas como creatividad y resolución de problemas.

Las revoluciones tecnológicas son procesos históricos. Los cambios profundos que producen, generan impactos sociales, ambientales, económicos y fundamentalmente culturales. Sucedió en las eras del vapor, de la electricidad, de la electrónica y la informática y ahora son observables de manera exponencial y vertiginosa en la era de la digitalización y la inteligencia artificial.

Todo indica que el futuro implica superar la sociedad industrial y finalmente alcanzar la sociedad del conocimiento pero ¿cómo se hace en sociedades con desigualdades manifiestas? ¿es posible abordar el siglo XXI con deudas del siglo XIX?

Evidentemente los profundos cambios culturales ya mencionados, demandan cambios en los sistemas educativos y en los mercados laborales. El concepto de trabajo ha cambiado y con él, las competencias necesarias para poder alcanzar el desarrollo. La transformación digital ya está interpelando cada eslabón de la cadena de valor. Conceptos como trabajo, empleo, empleados y profesionales están siendo reformulados. Conceptos como educación, escuela, carrera, alumno, estudiante y aprendiz, también.

Se escucha mucho hablar acerca de la necesidad urgente de reconversión del aparato productivo y no tanto acerca de la necesidad de implementar diferentes estrategias educativas para crear capital humano pertinente. Quienes nos representan y son responsables de las políticas públicas, tampoco abordan la necesidad urgente de actualizar marcos regulatorios que contengan diversas formas de trabajo (existentes y por crearse).

Parecen no observar por ejemplo que para las profesiones liberales independientes, la transformación digital posibilita llegar con sus aportes a rincones lejanos del planeta a través del trabajo remoto. Y que estos sujetos, que aportan valor y exportan servicios son trabajadores plenos más allá de la modalidad contractual que detenten. Algunos cuestionan el trabajo por plataforma o la gig economy, acaso tapando el sol con la mano, sin abordar la complejidad del tema.

La región albergara a 718 millones de personas en el 2050, más de 70 millones más de ciudadanos. Actualmente tenemos un importante déficit en lo que concierne a la inclusión, si miramos al futuro es claro que necesitamos implementar acciones urgentes. La Economía del Conocimiento nos recuerda que la falta de educación ya no será solo un impedimento para acceder a una movilidad social ascendente; se transformará en un certificado permanente de exclusión. La innovación social es prerrequisito para la innovación.

Cuando analizamos los informes de los diferentes organismos internacionales que abordan el tema juventud, se observa que todos hacen hincapié en trabajar la transición de la escuela al mundo del trabajo. ¿Será la escuela la tecnología que nos provea la formación pertinente? ¿Esa misma escuela que hoy no es accesible para todos? ¿Habrá organizaciones intermedias? ¿La transición hacia qué mundo del trabajo? ¿Cómo estimular la innovación y la productividad?

El futuro no es un punto de llegada inexorable. Es la consecuencia de acciones u omisiones.

Somos muchos los que creemos que merecemos crearnos de manera colaborativa ese futuro. Ese, además, es el camino para poder creer en un futuro posible para nuestras sociedades. Necesitamos co crear el futuro de la educación y el futuro del trabajo para co creer en un futuro inclusivo, en un desarrollo verdaderamente sostenible.

Estamos buscando los proyectos disruptivos, de base tecnológica que cambiarán el mundo de la educación y el mundo del trabajo. Creemos que en esta conexión tendremos la oportunidad de la economía del conocimiento.

En eso estamos…

Acerca de Martín Padulla

Fundador y Managing Director de Staffingamericalatina. Martín Padulla es Sociólogo (USAL), MBA (UCA) y experto en mercados laborales. Publicó Trabajo Flexible en Sudamérica y Entornos normativos para Agencias Privadas de Empleo en América Latina, dos libros acerca de las nuevas realidades del trabajo. Esta trabajando en el proyecto #FOWiberoamerica.

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