Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), a diciembre de 2016 1.758.230 de chilenos y chilenas trabajan por cuenta propia, universo equivalente al 21,4% del mercado laboral chileno activo, la cifra más alta desde 2010. Del ese total, un millón son hombres.
Desde que en 2014 la economía chilena comenzó a reducir su ritmo de crecimiento. Sin embargo, en vez de dispararse el desempleo, se ha observado una baja en algunos periodos, a partir del crecimiento de trabajadores autónomos. En el trimestre móvil agosto-octubre de 2016 llegaron a representar 1,8 millón de personas, según los datos oficiales. Para distintos expertos, son esos trabajadores los que sostienen el empleo.
Es notorio en Santiago, el aumento del número de vendedores callejeros. En las estaciones del Metro, a la salida de los malls o por las avenidas más concurridas, mantas con productos son parte habitual del paisaje.
Los datos del INE muestran que entre el trimestre móvil febrero-abril de 2014 y octubre-diciembre de 2016 se crearon 135.121 empleos por cuenta propia. Estos equivalen al 46% de todas las nuevas ocupaciones generadas en Chile durante ese período. La mayoría en comercio o servicios administrativos y de apoyo, categorías estrechamente vinculadas con los trabajos por cuenta propia, aclara Kirsten Sehnbruch, economista del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales (UDP).
En los últimos años muchas personas se han visto obligadas a cambiar su actividad para adaptarse a la economía y a los nuevos hábitos de consumo derivados de esas transformaciones. A veces, el cambio ha sido tan radical que algunos autónomos han debido dedicarse a sectores completamente diferentes o desarrollar actividades complementarias que han devenido en principales. Vender en la calle o en el transporte público, ser chofer o negociar a través de las redes sociales está más vivo que nunca.
La consejera de Avon Evelyn Ogaz empezó a trabajar por su cuenta cuando se quedó sin empleo. “Mi más próxima meta es comprarme un auto para aumentar mi independencia y poder entregar mis productos con mayor facilidad y sin depender de la ayuda de mi marido. Así podré seguir sumando clientes para aumentar mis ganancias”, comenta.
Según la Cámara de la Industria Cosmética, en Chile las vendedoras por catálogo o cuenta propia superan ya las 220 mil personas.
En Natura, otra empresa de venta por catálogo y con más de 35 años en Chile, su gerente comercial, Augusto Hermo, sostiene que el rubro ha crecido por la necesidad de emprender de las mujeres.
Tras iniciar sus operaciones en 2014, la aplicación de viajes compartidos Uber ya tiene 46.000 conductores en Chile. Sólo en la Región Metropolitana existen 35.000 conductores de Uber y los otros 11.000 se reparten por las ciudades donde opera la compañía. En la capital, según las estadísticas del INE, existen 710.410 trabajadores por cuenta propia, que equivalen al 40% del total nacional.
“La combinación de flexibilidad y tecnología de fácil acceso crea oportunidades para el tipo de persona que tiene más problemas para encontrar un lugar en el mercado laboral tradicional y esa es una ventaja constante, porque es la forma en que Uber opera en otros países”, subraya Carlos Schaaf, gerente general de la compañía en Chile.
Según el perfil de sus “socios conductores”, como los llaman, el 18% estaba desempleado antes de empezar a manejar con la aplicación, pero entre viaje y viaje ya el 92% de los conductores declara que prefiere mantenerse como trabajador independiente que empleado.
En cuanto a las edades, el 47% tiene entre 25 y 35 años, pero el 7% tiene 51 años o más. Y, en eso, la estadística de los cuentapropistas del INE muestra que precisamente en el rango de 50 a 59 años es donde se encuentra el mayor porcentaje de trabajadores autónomos (26%).
El 65% de los conductores utilizan la aplicación menos de 10 horas por semana, “lo que nos demuestra que la utilizan mientras está en búsqueda de un empleo más permanente o como alternativa complementaria de ingreso”, complementa Schaaf.
“Abrir un negocio no es gratis. Hice una inversión importante para el local y compro los pasteles a una fábrica para revenderlos”, explica Catalina Rojas. La mayor parte de esos gastos los ha cubierto con sus ahorros y aun así el costo es sensiblemente inferior al que supondría invertir en maquinarias. “Puedo vivir de esto”, asegura.
Prosperar y ser rentable en tiempos de autoempleo no es simple. Quienes trabajan por cuenta propia no suelen destinar parte de su ingreso a previsión y varios no pagan impuestos. Por ello, existe entre los analistas la percepción de que tras el cuentapropismo se esconde subempleo.
Jaime Ruiz-Tagle, director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, advierte que “cualquier persona en este tipo de trabajos no tendrá cotización, además de seguros y otros beneficios”. Opinión que comparte el economista de LyD, Francisco Klapp, quien agrega que otro aspecto es la baja remuneración que obtienen y las pocas horas de trabajo. “Estaríamos hablando de que un quinto de esas personas trabaja menos de 15 horas y no las 40 horas que nos parecen razonables. Además, varios se hacen en la vía pública”, indica.
¿Por qué, entonces, se opta por este tipo de trabajos? Juan Bravo, investigador de Clapes UC, plantea que la mayoría son subempleos, lo que el INE no ha reflejado: “Si alguien pierde el trabajo y se sube a la micro a vender para mantener a su familia, ya es un trabajador cuenta propia para la encuesta”, aclara.
Si se revisan las horas trabajadas, el 46% de los cuentapropistas declara laborar entre una y 30 horas semanales y casi el 40% lo hace desde su casa. Y si se mira por años de estudio, dos tercios del total de este segmento está compuesto por personas con menos de 12 años de educación formal. Además, el 60% de los trabajadores de menores ingresos son por “cuenta propia”.
Por eso, Sehnbruch advierte que este ajuste tiene mucho que ver con problemas estructurales de la economía. “Así como crecen los trabajadores por cuenta propia lo hacen también quienes consiguen un contrato a plazo fijo, muchas veces inestables y de bajos ingresos”, señala.
Precisa que quienes trabajan por cuenta propia difícilmente vuelven a fichar como empleados, seducidos por la libertad de haber sido sus propios jefes y sin la obligación de cotizar para salud o AFP. “En particular las mujeres, que además tienen que combinar las tareas del hogar y niños”, enfatiza.
Para una economía como la chilena, ¿es razonable este porcentaje de cuentapropistas? “Más que discutir si el porcentaje total es razonable o no, lo que pasa es que lo que hemos visto este año es poco común. No es normal que todo el empleo que se ha creado en el año sea cuenta propia. Eso se debe a que la gente que está buscando empleo asalariado no lo encuentra y no tiene otra posibilidad, y eso se debe a la desaceleración en la que estamos”, advierte el director alterno de Clapes UC, Rodrigo Cerda.
La gran duda, agrega, es si esas ocupaciones seguirán actuando como colchón del desempleo. “Lo más probable es que se sigan creando esos empleos, pero no a la velocidad vista hasta ahora, porque han sido demasiados. Entonces, eso significa que seguramente vamos a ver una mixtura de poca creación de empleo asalariado, algo de creación a cuenta propia y un poquito más de desempleo”, anticipa.
Fuente: La Tercera