¿Por qué Israel debe ser la referencia en materia de innovación para América Latina?

11, February

Desde la creación del Estado de Israel, el país ha tenido que construir su proyecto nacional en una de las zonas ...

Desde la creación del Estado de Israel, el país ha tenido que construir su proyecto nacional en una de las zonas naturales más complejas del planeta, en una de las regiones políticamente más difíciles del mundo, rodeado de un vecindario poco amistoso con un clima de guerras y conflictos sucesivos.

En 2009, Dan Senor y Saul Singer publicaron su ya famoso Start-up Nation. The story of Israel’s Economic Miracle. Lo inesperado y lo beneficioso ocurrió. El mundo empezó a observar a Israel de forma distinta. Israel pudo mostrar al mundo una realidad diferente de sus logros como nación. E, incluso, el gobierno de Israel, sin haberlo buscado de forma consciente, se encontró con un concepto que encapsulaba de forma breve, atractiva y de impacto una palanca valiosa de diplomacia pública para su país.

Mientras una parte importante del mundo se dejaba arrastrar inconscientemente a la montaña rusa de “La Gran Recesión” Israel se convertía en el faro de referencia y en el ejemplo del nuevo desarrollo económico y empresarial.

Israel, con más de 5,000 start-ups, es ya reconocido como uno de los líderes internacionales de innovación. Es el décimo país en innovación para Bloomberg o segundo entorno más competitivo para la innovación para el World Economic Forum (WEF).

Estos índices destacan la calidad de las universidades y el número de ciudadanos con educación terciaria. Estas universidades no son centros de excelencia académica aislados, existe un altísimo nivel de colaboración entre éstas y las industrias y las compañías privadas.

El gobierno apoya decididamente la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), pública y privada, enfocada a la creación de servicios y de soluciones comerciales para los mercados y que den respuestas a necesidades de los consumidores y de los ciudadanos. De hecho, la inversión del gobierno de Israel en I+D+i es del 5% de su Producto Interior Bruto (PIB), es decir, la segunda más alta del mundo, sólo detrás de la de Corea del Sur.

Además, el gobierno israelí estimuló el surgimiento, el desarrollo y el crecimiento del sector nacional del Venture Capital; inversores dispuestos a aceptar riesgos más altos que los de la media de los mercados para apoyar el lanzamiento o la escalabilidad de compañías nuevas.

Hoy, en Israel existen más de 300 compañías en sectores de alta tecnología, de alto valor agregado, que han convertido al país en un entorno de innovación empresarial que compite directamente con Silicon Valley, la líder mundial en este terreno.

La ciberseguridad, Be’er Sheva, en medio del desierto del Neguev, al sur de Tel Aviv, se ha convertido en un nodo de nuevas empresas tecnológicas, que, en la actualidad, atraen el 25% de toda la inversión mundial en este sector, como desarrollo derivado de la inversión del estado -hasta un 6% de su PIB, cuatro puntos porcentuales superior al de la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- en aplicaciones militares y de seguridad.

Otro ejemplo es el de la industria del tratamiento del agua, que, gracias a la innovación en desalinización, en reciclado y en irrigación, ha conseguido transformar Israel en un vergel y hacer habitable un territorio que es desierto en un 70% de su superficie. La lectura de Let There Be Water, de Seth Siegel, es muy inspiradora a este respecto.

Obviamente, en el sustrato de este entorno favorable hacia la innovación, están las personas. Israel, con su acogida permanente de judíos de la diáspora, ha sabido beneficiarse enormemente de la llegada de población altamente cualificada desde numerosos lugares de todo el mundo y, muy especialmente, a partir de la década de los 90 del siglo pasado, desde los países de la antigua Unión Soviética.

Por último, la cultura del país, que, en gran medida, hace eco de los valores y del espíritu de los fundadores de la nación, empuja a tomar riesgos, a aceptar los errores cometidos y a tener la insaciable ambición de aprender de ellos.

La región tiene muchísimo para aprender de Israel en el sector de la innovación y de la tecnología. Algunos países latinoamericanos ya han tomado nota del fenómeno y están dando pasos concretos. Han comprendido que Israel está más cerca del futuro de la educación y del futuro del trabajo.

Fuente: El Blog de Jorge Canichero